La importancia de la saliva para la salud bucodental

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Siempre que pensamos en salud bucal, automáticamente pensamos en la higiene dental, en los dentífricos, hilos dentales, etc. y casi nunca reflexionamos sobre nuestro principal aliado, la saliva.

Ese transparente y acuoso líquido que se encuentra en la boca contribuye de una forma activa a la salud oral. Es la protección principal contra la caries. Actúa para neutralizar y diluir los ácidos que causan la placa y la desmineralización del esmalte. Y no sólo eso, sino que también ayuda a curar el esmalte aportando minerales, protege las encías y combate el mal aliento alejando las bacterias.

Los dientes se desmineralizan y remineralizan varias veces al día. No obstante, si los ácidos exceden la capacidad de remineralización que tiene la saliva, y esas circunstancias se prolongan durante varios días, el esmalte se termina rompiendo y se crea una cavidad en el diente. Una vez se produce la cavidad, la saliva no puede hacer nada para frenar la infección.

Mantener el flujo de la saliva es una parte esencial para el mantenimiento saludable de la boca. Los niños por sí solos no suelen prestar mucha atención a la sequedad de la misma, por lo que sería conveniente explicarles lo importante que es evitar la boca seca. Es tan sencillo como beber agua, comer algo que no sea precisamente dulce o masticar chicle sin azúcar.

Si los peques notan cualquier cambio o molestia en la boca, no dudéis en consultarnos o visitar nuestra clínica.

 

Estrés y salud bucal de los niños

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Puede parecer que el estrés es sólo cosa de los adultos, pero hay muchas razones por las que un niño puede sentirse estresado. Según la Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés, el estrés entre los más pequeños está aumentando de una manera preocupante, dando cifras del 8% de la población infantil y del 20% de los adolescentes.

El estrés se puede manifestar de varios modos:

  • Psíquicos que habitualmente van acompañados por una alimentación compulsiva y rica en azúcares, que aumenta el riesgo de caries. 
  • Conductuales que se caracterizan por la aparición de hábitos compulsivos como morderse las uñas, chuparse el dedo, mordisquearse los labios, succión del labio inferior, bruxismo y abandono de la higiene oral, que afectan directa o indirectamente la salud bucodental.
  • Fisiológicos que producen una disminución de la secreción de saliva por lo que el pH de la boca se hace más ácido y la dentina se vuelve más propensa a la caries. 

Aparte de la caries, la ansiedad puede provocar inflamación y sangrado en las encías, lo que puede derivar en el desarrollo de gingivitis (enfermedad crónica de las encías) e, incluso, evolucionar a periodontitis, si la inflamación de las encías va asociada a pérdida de hueso de soporte del diente.

Otros problemas relacionados con el estrés serían las aftas, pequeñas úlceras en la boca causadas por virus, bacterias y/o deficiencias del sistema inmunológico.

Las señales de que los niños están bajo estrés son las mismas que las de los adultos, con la diferencia de que los adultos las identifican y los niños no. Las visitas al dentista pueden ayudar mucho, ya que el odontólogo puede ser el que detecte posibles cuadros de estrés identificando patologías asociadas. Para eso, como siempre, recomendamos que los pequeños hagan visitas regulares porque en muchas ocasiones ya no se trata sólo de su salud bucal, sino también de la salud general.

Los peores alimentos para tus dientes

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Si la semana pasada os contábamos qué tomar para tener unos dientes sanos y fuertes, hoy os informaremos sobre los alimentos altamente peligrosos para la salud y estética de los mismos.

Dulces – Son los principales detonantes de caries y placa. Contienen mucho azúcar y, a medida que las bacterias se van alimentando de dichos azúcares, van liberando ácidos que provocan el deterioro de nuestra dentición. Además, si tienes el mal hábito de morder caramelos u otros dulces duros, puedes romper alguna pieza dental.

Café – El café contiene taninos (polifenoles ácidos) que pueden provocar manchas en nuestros dientes. También es una bebida muy ácida y altera el equilibrio del pH de la boca.

Vinagre – Un consumo excesivo puede dañar innecesariamente el esmalte dental dado su alto contenido en ácido.

Verdura en vinagre – pepinillos, zanahorias, pimientos, cebollas ets. Comerlos más de una vez al día aumenta las posibilidades de desgaste de los dientes en un 85% debido al ácido que es esencial para el sabor de estos productos.

– Al igual que el café, contiene taninos. La tonalidad del té va a influir en el color de las manchas que aparezcan en nuestros dientes: el té verde hará que esas manchas sean más grisáceas, mientras que el té negro haría que éstas fueran más amarillentas.

Refrescos azucarados – Las bebidas gaseosas y los zumos industriales tienen una gran cantidad de azúcar y contribuyen a la formación de caries. Además, los ácidos presentes en estas bebidas son mucho más dañinos que el azúcar. Incluso las bebidas dietéticas,que contienen menos azúcar, con el tiempo podrán dañar el esmalte de los dientes.

Vino – Tanto el vino tinto como con el vinoblanco, contienen ácido erosivo que ocasiona que las manchas de otros alimentos y bebidas se instalen más profundamente en los dientes.

Granadas, moras y arándanos – Estas frutas contienen muchísimos antioxidantes, lo cual es muy positivo, pero al ser ricas en pigmento también pueden provocar que nuestros dientes se manchen a largo plazo.

Frutas cítricas y ácidas – Si bien poseen una gran cantidad de vitamina C, vital para nuestro organismo y también para los dientes, tienen una gran concentración de ácido que puede perjudicar el esmalte. 

Está claro que algunos de estos alimentos no se pueden excluir de nuestra dieta y tampoco hay que preocuparse mucho si los consumimos a menudo. Lo que hemos de hacer es intentar paliar los efectos negativos que tienen sobre la dentadura.

Estos son nuestros consejos:

  • cepillarse los dientes después de su ingesta,
  • mezclarlos con los alimentos saludables para equilibrar los ácidos,
  • tomar el café/té en un recipiente de plástico de los que se usan para llevar,
  • utilizar una pajita para beber zumos o refrescos,
  • y visitar al dentista si se nota cualquier alteración en la boca.

Alimentos para una sonrisa sana

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Para disfrutar de una vida sana y de dientes y encías sanos, hay que cuidar la nutrición. La clave para comer adecuadamente no es sólo lo que uno come, sino cuándo lo come. Los alimentos ingeridos a las horas de las comidas causan menos daño. Se segrega más saliva durante una comida, lo que proporciona un mejor lavado de la boca y ayuda a disminuir el efecto de los ácidos.

Para mantener una sonrisa brillante deberías evitar el consumo de azúcares y, sobre todo, intentar consumir los siguientes alimentos:

Frutas y verduras ricas en fibra: los alimentos que contienen fibra estimulan el flujo de saliva, que es una defensa natural contra las caries. Por ejemplo, las manzanas, las zanahorias y el apio ayudan a remover la placa de los dientes y a refrescar el aliento.

Frutas y verduras ricas en vitamina C: las vitaminas antioxidantes como la vitamina C y otros nutrientes que provienen de frutas y vegetales frescos ayudan a proteger las encías y otros tejidos contra el daño en las células y las infecciones bacterianas.

Queso, leche, yogur natural y otros productos lácteos: el calcio, los fosfatos y la vitamina D de los lácteos son minerales importantes para la salud bucal. El calcio de estos alimentos se adhiere a los dientes, los protege de los ácidos que causan caries y ayuda a reconstruir el esmalte.

Arándanos frescos: según los últimos estudios estos frutos interrumpen la unión de las bacterias orales antes de formar la placa.

Té verde (sin azúcar): rico en flúor y compuestos antioxidantes interactúa con la placa e inhibe las bacterias, evitando que se desarrollen y produzcan ácidos que atacan los dientes. También ayuda a reducir la inflamación y las posibilidades de contraer enfermedades de las encías.

Alimentos ricos en vitamina B y ácido fólico: contribuyen al crecimiento de las células en todo el organismo. Son imprescindibles para mantener las encías y los demás tejidos de la boca sanos. La vitamina B está presente en los vegetales de hoja verde y en la levadura de cerveza.

Rábano: contiene un compuesto llamado isotiocianato que inhibe la actividad de las bacterias que causan la pérdida de dientes.

Sésamo: tanto el blanco como el negro, es muy beneficioso para estimular el crecimiento de los dientes. Es rico en calcio y su masticación limpia la placa dental y estimula la formación del esmalte dental.

Cebolla y ajo: aunque muchas personas se sienten incómodas con el mal aliento causado por su consumo, lo cierto es que mantienen dientes y encías saludables; la cebolla porque contiene azufre que elimina las bacterias y el ajo porque contiene ciertas sustancias que alivian dolores y molestias dentales.

Perejil y menta: masticar perejil o menta después de comer alimentos picantes ayuda a mantener el aliento fresco.

Nuestro consejo es que sigas siempre una dieta equilibrada y que limites los tentempiés entre comidas. Asegúrate de consumir bastante agua, sobre todo la que contiene flúor. Si llevas una dieta especial, ten en cuenta las recomendaciones del médico a la hora de elegir los alimentos. Cepíllate por lo menos dos veces al día con una pasta que contenga flúor, y utiliza el hilo dental o cepillos interdentales. Visita regularmente al dentista – te ayudará a prevenir los problemas y cuando surja alguno será más fácil de tratar.

Cómo y cuándo se caen los dientes de leche

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Es probable que antes de celebrar su sexto cumpleaños, tu hijo pierda algún diente. De ser así, se habrá iniciado el proceso de pérdida de los dientes de leche. No es un proceso doloroso, pero conviene preparar a tu hijo y extremar las medidas de higiene bucal para evitar sustos y posibles infecciones de la mella.

Los 20 dientes de leche de un niño normalmente empiezan a brotar entre los 4 y 7 meses de edad. Hacia los 3 años, casi todos los niños tienen bien instalados todos sus dientes de leche, los cuales suelen caerse en el mismo orden en que salieron.

Aunque hay excepciones, lo habitual es que la caída de los dientes empiece por las piezas centrales y continúe por las que están ubicadas a los lados. Así, los primeros que se pierden son los incisivos centrales inferiores, seguidos de los incisivos centrales superiores y de los incisivos laterales, mientras que las muelas son las últimas en cambiarse, sobre los 11 o los 12 años.

Es posible que a algunos niños se les empiecen a caer los dientes antes de que los permanentes estén listos para salir. Esto puede suceder debido a un accidente o a una enfermedad dental. En este caso, podría ser recomendable la colocación de una prótesis infantil en el espacio dejado por el diente de leche, a la espera de que el definitivo empiece a salir, para evitar posibles problemas de maloclusiones.

Hay que tener en cuenta que la caída de los dientes de leche se produce a consecuencia del empuje ejercido desde abajo por el diente definitivo. Por eso empiezan a moverse y también la razón por la que hay que esperar a que se caigan en vez de intentar arrancarlo antes de tiempo. El proceso requiere su tiempo.

No obstante, en ocasiones puede ocurrir que uno o varios dientes definitivos salgan sin que se hayan caído los de leche. Es lo que se conoce como dientes en «doble fila» o dientes de «tiburón» o dada la presencia de dos hileras de dientes. Ante este hecho debe consultarse con el odontopediatra, para que éste pueda realizar un seguimiento del proceso y tomar las decisiones necesarias.

Una vez que pierda el diente, hay que insistirle al niño en que no se toque la mella con los dedos. Dejar que se cure a su aire es la mejor manera de prevenir posibles infecciones y de evitar que la pieza nueva le salga torcida o se le monte en el diente que tiene al lado.

Burlas por dientes torcidos

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Según el estudio realizado hace dos años por American Journal of Orthodontics, los dientes torcidos en los niños entre 11 a 12 años pueden ocasionar que los menores sufran de maltrato o intimidaciones por parte de otros niños.

Gayle Glenn, presidente de la asociación americana de ortodoncia, afirmaba que durante mucho tiempo los profesionales sabían que existía la relación entre problemas dentales y autoestima en los pacientes y que con el estudio quedó confirmado.

“Los dientes son una parte muy visible, cuando se ven feos o no están alineados, pueden volverse una característica que crea burlas o maltratos. Los padres nos dicen con frecuencia que sus hijos son objeto de las mismas por la apariencia de los dientes”, declaró Glenn.

Las características dentales más atacadas son: espacio entre los dientes del frente, ausencia de los mismos, su color o la forma, y la prominencia de la parte superior de los dientes delanteros.

“Yo era uno de esos niños que recibían burlas por la sobremordida y les pedí a mis padres que me la arreglaran”, manifestó el ortodoncista Michael Ragan. Este profesional dental anadió que aún no se estudian a fondo los efectos psicológicos de los niños con dientes torcidos, pero está claro que afectan, y mucho, su autoestima y sus relaciones sociales.

Hábitos que deforman la boca de los niños

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Hay muchos hábitos patógenos, conductas adquiridas que no tienen sentido fisiológico,  que a la larga producen alteraciones funcionales, esqueléticas o dentarias de la boca. Como consecuencia, es posible que el niño requiera de tratamientos odontológicos para corregir esas deformaciones.

    • Uso del chupete. Resulta muy beneficioso si se utiliza en la etapa adecuada, ya que les calma y reconforta, pero debe ser eliminado antes de los tres años de edad, porque si no la deformación que provoca se considera irreversible.
    • Succión digital (chuparse el dedo). Tiene el mismo efecto calmante y reconfortante que el chupete, pero resulta mucho más difícil de eliminar. Provoca deformaciones que muchas veces pueden llegar a ser irreparables en su totalidad.
    • La matiscación asimétrica. El dolor en un diente (por caries u otra causa) o la pérdida del mismo pueden obligar a masticar los dientes por un sólo lado. Este hábito provoca en el niño un desarrollo más rápido de la dentición definitiva, de huesos y de músculos en el lado activo. La prevención y tratamiento consisten en restablecer la normalidad, curando los dientes enfermos o reponiendo los dientes ausentes mediante implantes u otros métodos.
    • Deglución atípica. Se produce por la colocación incorrecta de la lengua al deglutir. Al tragar deberíamos colocar la lengua en el paladar, en lugar de ponerla hacia delante (hacia los dientes), que es lo que hace el niño con deglución atípica cada vez que deglute.
    • Respiración oral. Respirar por la boca tiene varias afectaciones a nivel oral, entre las que destaca la compresión maxilar. El maxilar superior queda estrecho y muy profundo, y al ocluir no lo hace de forma correcta con el maxilar inferior.
    • Morderse las uñas. No es bueno para maxilares, dientes, ni uñas; aparte del evidente foco de infección que supone el hecho de morderse las uñas.
    • Morder lápices, bolígrafos, etc. Suele ser un hábito de tipo nervioso y puede provocar pequeñas fracturas en esmalte y dentina.
    • Usar los dientes como herramientas varias. Para abrir bolsas, cortar etiquetas, etc. Puede provocar desde fracturas dentales, a luxaciones y desplazamientos dentales.

Éstos hábitos deben corregirse tan pronto como se detecten. Es fundamental que los padres estén atentos, y que respalden al niño en todo momento. El refuerzo positivo (como felicitarlo o premiarlo de alguna forma) cuando no recurran a estos hábitos, será fundamental a la hora de ayudarlo a dejarlo. Siempre es importante consultar con un especialista en el caso de dudas, sobre todo cuando comiencen a aparecer los dientes definitivos.

Mayor índice de caries en niños con cardiopatías

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Son varios los estudios que demuestran que los padres de los niños con problemas de corazón dan menos importancia y prestan menor atención al cuidado de los dientes que los padres de los niños sanos. Unos resultados muy preocupantes si tenemos en cuenta que unos dientes sanos en niños que padecen una enfermedad del corazón es todavía más importante que en los niños sanos.

El estudio titulado «Índice de caries dental en pacientes pediátricos con cardiopatía»  que se llevó a cabo por diversos expertos (Dr. Eduardo de la Teja Ángeles, Dra. Antonia Cadena Galdós, Dr. Alfredo Bobadilla Aguirre, Dr. Alberto García Suárez) señaló que el índice de caries dental de niños con cardiopatía es más alto que el de pacientes con otras patologías como diabetes mellitus y síndrome de Down, incluso comparado con datos de otros países.

Desde la Fundación Menudos Corazones destacan que es muy urgente implementar un programa de prevención en estos pacientes y concienciar a los padres sobre la importancia de la salud bucal en niños con cardiopatía, ya que una higiene deficiente y una salud bucal deplorable aumentan el riesgo de complicaciones cardiológicas.

En nuestra clínica les prestamos una atención especial a los niños con este tipo de problemas. Aparte de realizarles saneamientos y rehabilitacones bucales, les instruimos en cuanto a la higiene y frecuencia de revisiones periódicas para control y aplicaciones tópicas de flúor, de acuerdo con el perfil y la edad de cada uno.

Cómo evitar el miedo al dentista en niños

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El miedo al dentista, conocido como odontofobia en sus casos más extremos, es una patología muy habitual, sobre todo en los más pequeños. Muchos niños muestran un miedo irracional hacia el dentista, a menudo relacionado con la indumentaria del médico: máscara en el rostro, gafas protectoras y manejo de utensilios extraños. Esta simple imagen del profesional de la salud bucodental asusta a muchos pequeños. Lo asocian a la enfermedad y, por lo tanto, a algo negativo.

¿Cómo evitar ese miedo?

  • El miedo puede ser contagioso, sobre todo si el niño lo ve en los padres. Se debe vigilar el tipo de conversación que se tiene con otros adultos delante del pequeño.
  • No utilizar expresiones amenazadoras como: “Si no te cepillas los dientes, te llevo al dentista y te pinchará”.
  • Resulta básico transmitirle seguridad en sí mismo y hacerle entender que debe acudir por su propia salud.
  • Elige una clínica con personal especializado en el trato con niños y que cuenta con juegos, pantallas de vídeo, música, etc. También es bueno llevar algún juguete del niño en el bolso.
  • Si se puede elegir, es mejor pedir cita por la mañana cuando el niño está más descansado y receptivo.
  • Es suficiente llegar 10 minutos antes de la visita para evitar que el niño se ponga nervioso durante la espera.
  • Es importante crear un vínculo afectivo entre el niño y el médico, y los profesionales especializados saben cómo hacerlo (qué hacer si se ponen a llorar o les coge una rabieta, como transmitirle seguridad, etc.).
  • Las visitas a la consulta deben formar parte de su rutina, como ocurre con las visitas al pediatra. Si se mantiene una periodicidad de seis meses, el odontólogo formará parte del universo de la salud del niño.
  • Los padres también tienen que cumplir esta rutina para dar ejemplo.
  • Es muy importante aplaudir y premiar sus logros (si se porta bien, si consigue ir sin llorar, etc.).

La ortodoncia en niños y/o adolescentes (II): Tipología

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Según el avance de la problemática a solucionar, distinguimos entre la ortodoncia preventiva, la interceptiva y la correctiva.

La ortodoncia preventiva es la parte de la ortodoncia que pretende actuar antes de la aparición de desviaciones. Se aplica cuando el diagnóstico nos indica que se van a producir alteraciones y que afectarán el desarrollo normal de la zona bucofacial. En estos casos se utilizan técnicas de desgaste dentario y aparatos removibles. Normalmente se aplica en cortas edades y suele ir acompañado de la corrección de hábitos nocivos que pueden empeorar el riesgo existente. Algunos de los ejemplos son los mantenedores de espacio, la extracción de dientes supernumerarios u otras acciones que se avancen a los problemas causados por la erupción de piezas.

La ortodoncia interceptiva está encaminada a corregir desviaciones que se están produciendo en ese momento, pero que todavía pueden tratarse para cambiar su evolución. Suele aplicarse en pacientes jóvenes.

Algunos de los resultados más directos del tratamiento temprano son:

  • Crear espacio para los dientes que estén saliendo apiñados.
  • Corregir asimetrías faciales al modificar el crecimiento de los maxilares.
  • Reducir el riesgo de sufrir un traumatismo de los dientes frontales prominentes.
  • Conservar espacio para los dientes permanentes que todavía no han erupcionado.
  • Reducir las posibilidades de impactación de dientes permanentes.
  • Corregir hábitos de succión o de deglución (tragar) atípica.
  • Intentar eliminar los problemas de dicción.
  • Intentar reducir la necesidad de extracción de dientes.
  • Intentar reducir el tiempo o la complejidad de la ortodoncia correctiva.
La ortodoncia correctiva se aplica cuando el problema ortodóncico o la maloclusión ya se han instaurado y han alterado el curso normal del complejo bucofacial. Suele estar indicada en jóvenes y adultos. Se utilizan tanto aparatos removibles como aparatos fijos que tienen como objetivo devolver la normalidad morfológica funcional y estética. En estos casos son imprescindibles radiografías panorámicas y estudios sobre modelos.