Sedación dental en niños

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El temor de los niños a la hora de visitar la consulta del dentista, suele dar lugar a situaciones complicadas. La falta de cooperación con el especialista supone un problema para un tratamiento dental exitoso. A pesar de que las técnicas conductuales desempeñan una función importante en el control del manejo de los niños, son muchos los que presentan dificultades para colaborar durante el tratamiento y pueden requerir sedación. Se trata, principalmente, de aquellos pequeños que tienen un temor o pánico irracional ante la idea de acudir a la consulta, así como de pacientes con discapacidad psíquica, autismo, problemas de movilidad, hiperactividad, etc.

En Clínica Navarro Soto llevamos casi 25 años orientados a la atención odontológica integral de niños. Hemos sido pioneros en aplicar la sedación en el ámbito odontopediátrico. Con este tipo de intervenciones, nuestro principal objetivo es intentar realizar el tratamiento en una sola sesión, sin hacer que los más pequeños tengan que volver varias veces. De esta forma evitamos el estrés que les causa estar en consulta.

Dependiendo del tipo de paciente y del tipo de procedimiento, el anestesista puede optar por un grado más o menos profundo de anestesia. Para los pequeños que no presentan patologías psíquicas, sino tan sólo un cierto grado de ansiedad, puede ser suficiente una sedación superficial. En este caso el niño se encuentra despierto, pero con un grado de relajación lo suficientemente grande como para poder ser intervenido e incluso poder colaborar con el especialista.

En los pacientes que presentan alguna discapacidad psíquica, en la mayoría de las veces es necesaria una sedación profunda. En estos casos el paciente se encuentra completamente dormido. Es un estado parecido al de la anestesia general, sólo que el paciente respira por sí sólo durante todo el tiempo, como ocurre durante el sueño fisiológico nocturno.

El médico anestesiólogo está en todo momento al lado de nuestros niños, así como todo el equipo médico, para proporcionar una mayor tranquilidad y seguridad, tanto a los niños como a los padres. Los efectos de la sedación duran lo mismo que el tratamiento o intervención, garantizando un procedimiento seguro y favoreciendo que la sensación post-tratamiento sea buena. Además, una vez finalizada la consulta, el niño estará más familiarizado y verá que ir al dentista no es doloroso. Se reducirán sus temores y su predisposición a la hora de visitar la clínica dental será mayor.